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El formato, el hermano pequeño de la composición

La selección de la realidad, la parcela de la realidad que decidimos escoger cuando realizamos una fotografía, nunca es inocente, siempre es subjetiva y personal, pese a otras ideas de lo llamado «objetividad» y su aparente «imparcialidad», no deja de ser un acto voluntario el apretar o no el disparador, ergo (yo creo) un acto de voluntad, de elección del momento y del espacio.

Ahondando en esta idea y complementando lo ya hablado en clase de la composición, desarrollamos el concepto del formato, hermano pequeño de la composición, y a veces olvidado en el estante de los recuerdos, pero no menos importante si queremos dominar el medio para poder decir lo que pensamos.

Tradicionalmente podemos hablar de tres posibilidades:

el formato horizontal, con una relación entre ancho y alto de la imagen variable 3:2, 4:3, 16:9 y otras (las herramientas digitales han permitido una mayor libertad en el desarrollo de nuevas proporciones) es un formato más «natural», se acerca más a la forma en que vemos la realidad, de lado a lado y no solo eso si no dado que aprendemos (en occidente) a leer de izquierda a derecha, es la manera en que desarrollamos nuestra lectura de la imagen, empezamos arriba a la izquierda y seguimos hacia la derecha y hacia abajo.

Predominará por tanto la línea horizontal con sus valores expresivos, ya conocidos, calma, reposo, equilibrio. Y dada esa «amplitud» de espacio, será el formato ideal para paisajes, en cualquier caso es el formato donde el espacio tiene mayor protagonismo, y donde si hay figuras, éstas pueden respirar, o desarrollar una acción (narrativa le llaman algunos)

Obras de William Eggleston

Obras de Philip Lorca diCorcia

En estos ejemplos, el predominio del la horizontalidad es evidente y permite que el espacio, el lugar que ocupan los personajes adquieran tanta importancia como los personajes en sí, el ojo se permite divagar, moverse e investigar.

Formato vertical, 2:3, 3:4, …supone la aparición de un verticalidad que se impone al espectador, de tal modo que obligamos a una lectura muy particular, (normalmente de arriba hacia abajo) el equilibrio se vuelve sumamente vulnerable, y cualquier línea oblícua dotará a la imagen de un dinamismo acelerado, quizás el autor que más podría ilustrarnos fuese Rodchenko:

Aunque no es el único , aquí unas «perlitas» de André Kerstez:

Formato cuadrado, heredero de las antiguas cámaras de medio formato, el cuadrado se nos muestra como un formato potente, fuerte y equilibrado, el espacio es comprimido, de modo que inevitablemente la mirada es dirigida, habitualmente hacia el centro, adquiriendo la persona o el objeto mostrado una fuerza concentrada, sin posibilidad de huida, como botón de muestra, intentad imaginaros estas imágenes en otro formato, no se si serían «mejores» o «peores», pero desde luego muy diferentes: